jueves, 9 de julio de 2009

CORRIENDO POR LA PLAYA


Ayer miercoles, segundo día de salida tras la lesión. Fué un día especial. A la caida de la tarde, por circunstancias especiales, tuvimos que trasladarnos a una cercana localidad costera. Salinas, en el Concejo de Castrillón, muy cerca de Avilés era el destino. No estaba dispuesto a perder el entrenamiento, así que mientras el resto de la familía cumplimentaba las obligaciones sociales, yo a eso de las nueve de la noche me dispuse a realizar la salida programada.
Así que me dirigí al paseo maritimo, a trote tranquilo y me dispuse a realizar los cuarenta minutos programados.
La experiencia de correr en la playa, cerca del mar tengo que reconocer que lfue muy agradable. Aun cuando el día no había sido radiante y el cielo, a esas horas de la tarde estaba cubierto, al fondo, en el horizonte, podía atisbarse una puesta de sol hermosa,que destacaba tiñendo de rojo las nubes cercanas. La brisa no era muy intensa por lo que en modo alguno impedía o molestaba en la carrera. Antes al contrario, la sensación térmica era perfecta y en momento alguno se notaba la sudoración corporal. El mar tranquilo, rompiendo en la arena. El paseo es muy agradable para correr, absolutamente plano, amplio y con poca gente paseando., todo lo cual hace que la carrera sea muy cómida. Varios corredores con los que me cruce mientras transitaba los tres kilómetros de largo que tiene el paseo y en la arena varios surfistas aprovechando las últimas olas del día.
Fue muy agradable romper con la monotonía de los circuitos urbanos por los que me muevo habitualmente. El amplio horizonte, el sonido relajante de un tranquilo Cantábrico en época estival y la brisa procedente del norte, hicieron que la salida se convirtiera en sumamente placentera siendo como consecuencia de todo ello el que los cuarenta minutos inicialmente previstos se convirtieran en cincuenta y los seis kilómetros programados, fueran finalmente nueve, sin molestia reseñable alguna en mi talón de aquiles.
Después de la carrera, estiramientos, ducha y cena. En definitiva, una grata experiencia para finalizar un día un poco complicado, con un buen sabor de boca. Y lo mejor de todo, el tobillo cada día un poco menos resentido.

1 comentario:

Nombre dijo...

Este fin de semana estuve corriendo por la playa (con baño incluido en la sesión de entreno).

¡Qué suerte tenéis los que vivís cerca del mar!

Aunque eso se va a acabar porque Gallardón acaba de recordarnos que el Manzanares va a tener playa. :-D