jueves, 4 de junio de 2009

CATARSIS


La semana pasada, cumplí lo previsto en esta fase de retomar las salidas y tratar de recuperar el ritmo perdido. Salí cuatro días, siempre a un ritmo tranquilo, pero cada día con un poco más de intensidad, pero realizando siempre en esas salidas la distancia prevista. Terminé satisfecho la semana, pues cada vez voy recuperando, con cierta presteza el ritmo perdido.
Esta primera semana de junio, en mi ciudad es un poco especial, pues el martes es un feriado local, en el que la costumbre obliga a efectuar una comida campestre. Aún a pesar de que nuestros ánimos todavía no están en el mejor de los niveles, cumplimos con la tradición. Un día espectacular de sol y calor, hizo que añorando, el día pasase de la mejor forma posible. Y ayer miércoles retome la carrera. Esta semana, ya he incrementado notablemente las distancias a recorrer, 10 km aproximadamente en cada salida. Así que ayer, tras un día de calor importante y con la amenaza de tormenta rondando, inicie mi salida. Al poco de comenzar a correr, las ráfagas de aire confirmaban la presencia de la tormenta, que se manifestaba con la ocupación de gran parte del cielo por unas nubes negras bastante amenazantes. Aún así, la temperatura era la propicia para correr y estaba disfrutando como hacía mucho que no lo hacía de la salida. El circuito elegido ayer, era nuevo, por cuanto que era el resultado de una nueva combinación varios tramos de mis circuitos habituales, siguiendo el consejo de variar los recorridos, tratando siempre de evitar que el cuerpo se acomode a lo conocido, y forzando un mayor nivel de exigencia. Hacía la mitad del recorrido, comenzaron a caer las primeras gotas. Gotas frías que impactaban cada vez con más intensidad hasta terminar lloviendo de forma continuada y moderada.
La sensación, lejos de molestarme me agradaba. Era como si me fuera limpiando, sobre todo de forma interior. Era como un rito de purificación a través del cual, iba expulsando esos sentimientos tóxicos acumulados desde hace mucho tiempo. Me sentía muy a gusto a pesar de la incomodidad de la lluvia, del impacto de las gotas frias y la necesidad de controlar un poco la marcha para no sufrir un resbalón inoportuno.
No me amilanó la situación. El sudor era eliminado por el agua, generándome una sensación reconfortante. Disfrute de la situación y del momento. Fue como una pequeña catarsis interior. Fue una sensación de plenitud personal y física como hacía mucho que no sentía. En determinados momentos me sentía ligero, rápido. Con mayor velocidad. Quizás pueda parecer exagerado, pero creo que ayer disfruté de una experiencia absolutamente espiritual. Llegó un momento en el que no pensaba absolutamente en nada, solo sentía. Mi sensaciones físicas me dominaron. Avanzaba, corría y sobre todo disfrutaba del correr bajo la lluvia. No me importaba que la visera de mi gorra gotease. No sentía las sensación de humedad. No me agobiaba, al contrario, me sentía eufórico y con las endorfinas a pleno rendimiento.
Al final, invertí 45 minutos en recorrer los 10 kilómetros. Pero eso ayer era lo de menos. Mi satisfacción no era física, sino fundamentalmente espiritual. Y estaba plenamente reconfortado.

Miércoles: 10 km 45 minutos


3 comentarios:

Anónimo dijo...

pues no hya nada mejor que sentirse reconfortado despues de haber hecho algo que a uno le gusta....el recinfortamiento espiritual es very saludable....bueno yo tb despues de correr o trotar tb me siento asi....

amigo betren espero que las heridas se te curen pronto....yo se que no es facil ni rapido....pero pasara....pasara.....

besines!
y gracias por estar!

:)sauvignona amiga

Nombre dijo...

Has descrito muy bien lo que se siente corriendo bajo la lluvia (y, de nuevo, dentro de tu mente).

La vida continúa, aunque a veces se haga duro admitirlo.

Syl dijo...

Nada como volver a sudar para sacarnos todo el peso psicológico que nos hemos arreao encima...

Felicidades por ese buen entrene!!

besitos.