jueves, 10 de septiembre de 2009

¿PORQUE CORREMOS?


No es que quiera ponerme en éste momento a filosofar de forma profunda sobre las distintas motivaciones que a cada persona puede conllevar el hecho de decidirse a correr. Simplemente es una pregunta que, últimamente me he venido realizando tras la lectura de los múltiples blogs que leo relacionados con el mundillo del running.
En ellos, en muchas ocasiones intuyo o veo que la motivación es auténticamente competitiva, esto es la de participar en carreras y cuantas más mejor, observando la existencia de Atletas Populares (si con mayúsculas por la admiración que me producen) auténticamente profesionales. Entrenos milimetricamente planificados, dietas, tiempos de paso, marcas, etc., etc., elementos todos ellos a veces autenticamente indescifrables para un humilde aficionado como un servidor.
Frente a esta legítima, admirable y lógica aspiración, creo que existe otro mundo u otra clase de corredor entre los cuales me incluyo, en el que nuestra carrera es la salida diaria y en la que casi siempre, de forma individual simplemente disfrutamos con nuestro esfuerzo en solitario, siendo nuestra recompensa la simple mejora de nuestra forma física y nuestra marca del día anterior o el incrementar la distancia recorrida o el tiempo en que podemos correr de forma continua.
En el fondo, esa es nuestra lucha, nuestra aspiración o nuestro reto, el alcanzar nuestra pequeña meta diaria que constituye nuestra salida y por la que o bien madrugamos, o bien nos acostamos un poco mas tarde. Sin más.
Yo personalmente, rehuyo la competición en el sentido tradicional de la palabra o del término. No quiero medirme con los demás, sino que solo quiero medirme conmigo mismo. Y ello no quiere decir que no tenga la ilusión de participar y terminar una maratón. De hecho fue la idea que en el fondo hizo el que abandonase el gimnasio para lanzarme a la carretera. Pero ello no constituye mi obsesión. Mi meta es disfrutar cada mañana con el esfuerzo de la carrera, el disfrutar de la ciudad prácticamente para mí solo. El superar esas pequeñas cuestas que se esconden en cada esquina. En definitiva, disfrutar de sentirme vivo, de sentirme ágil. De disfrutar de la constancia y del sacrificio. En definitiva, de intentar vencerme a mí mismo cada día. Esa al menos es mi motivación y esa es mi respuesta a mi pregunta.
Por lo demás, seguimos entrenando a buen ritmo. MJ continua con sus progresos y probablemente ya mañana incrementemos a su petición, la distancia hasta los 5 kilómetros y trescientos metros que es la distancia que el Google Maps me da al aplicar una pequeña variación
en el circuito sobre el que corremos juntos.
Yo por mi parte sigo con la carga prevista y hoy, salida en solitario, he disfrutado muchísimo pese a la alta temperatura que a las ocho menos cuarto de la mañana marcaba el termómetro y la fuerte humedad, que me hizo sudar de forma absolutamente desorbitada. Aún así las sensaciones fueron muy buenas y si, todo sigue la semana que viene, intentaré incrementar un poco la distancia a recorrer.
Así seguiré encontrando mi respuesta cuando me pregunte el porque desde hace un año corro.


MARTES 9,500 Km. 45 minutos.
MIERCOLES 4,900 Km 40 minutos.
JUEVES 9,500 KM, 42 minutos

1 comentario:

Nombre dijo...

Es cierto, no hace falta competir para disfrutar. Son muchos los que no corren carreras y no por ello pierden la motivación.

Aunque no me guste especialmente competir (me cuesta recordar los tiempos que hago) las carreras te provocan una sensación especial que hace que dés el máximo, más allá del nivel al que corres en los entrenos. Quizá sea el ambiente y correr con otros (que no contra otros) lo que provoca esa sensación agónica (mientras corres) a la vez que agradable (cuando terminas de una pieza, claro).

Gracias por tu reflexión, me ayudó a recordar mis motivos (que son muchos). ;-)