viernes, 8 de octubre de 2010

PARADA IMPREVISTA.


En ocasiones los días, los sentimientos, las sensaciones, las situaciones son contradictorias. El pasado miércoles tuve que parar. No pude realizar el entrenamiento previsto. Apareció ese día en el que todo se te pone cuesta arriba y al final, todo ese cúmulo de circunstancias te hace absolutamente imposible cumplir el objetivo.
El miércoles pasado fue un día de perros. En lo climatológico el día fue absolutamente horrible, con lluvia intensa durante toda la jornada, viento y una importante bajada de temperatura. En el trabajo, día intenso por la acumulación de esas labores que necesariamente tienes que hacer para los clientes a inicios y finales de mes. Y para colmo de males, en casa, no había prácticamente nada en la nevera, por lo que necesariamente se hacía imperioso efectuar la pertiente expedición al Centro Comercial para recargar de viandas la desfallecida despensa familiar. En fin, que todos los dioses se aliaron para que el entreno se hiciera imposible.
Personalmente, el cambiar los planes ya previstos con una cierta antelación, me molesta muchísimo. Reconozco públicamente que esa circunstancia nunca la he llevado bien, debe de ser mi lado Asperger, aunque gracias a la edad y al tozudo entrenamiento del día a día, poco a poco voy minimizando los estragos que dicha circunstancia produce en mi carácter, rebajando así el grado de frustración que me genera. Y mas cuando, como el otro día, ya resignado a no salir y tratando de encontrar una excusa viable en la lluvia, cuando llegó la hora en la que debería de iniciar la salida, dejó de llover. Pero ya nada podía hacer, me encontraba empujando el carro de la compra en pleno centro comercial.
Perdido ese día de entreno, no me quedó otro remedio que esperar hasta ayer cuando nuevamente retomé el entreno. Al contrario que el miércoles, el jueves resultó un día absolutamente espectacular, casi veraniego. (al menos por aquí ha habido días en el verano peores que los de ayer.). Cielos despejados y un calor ciertamente pesado extendió su presencia durante todo el día, sensación que no desapareció a la hora del entrenamiento. Aun así, recorrí los nueve kilómetros y medio que me tocan en éstas salidas, con verdadero gusto, casi con delectación, disfrutando cada uno de los cincuenta minutos aproximadamente que duró el entreno, lo que hizo que se me olvidara completamente la sensación de frustración del miércoles. La verdad es que ese día esta perdido, pues siguiendo un buen consejo no pienso modificar la cadencia de las salidas, acumulando días de entreno y perdiendo los de descanso, pero frente a mi queda un largo fin de semana en el que por esta zona, parece que no se va a manifestar esa "tormenta perfecta" que anuncian los meteorólogos, con lo espero poder desarrollar y disfrutar sin problema el plan de entrenamiento previsto en el cual ya se incluirá, si todo va bien, la primera tirada larga de la temporada.
Así que espero disfrutar de los entrenos, descansos, familia, lectura y amigos durante estos días y que todo ello sirva para recargar la energía necesaria para afrontar el periodo de tiempo que nos quedan hasta el próximo puente.
Así que ya sabéis: a disfrutar estos días y pasarlo bien.

2 comentarios:

Tortuga dijo...

No te estreses por eso.El próximo día te sabra´a gloria.

Celina dijo...

Uf, la verdad es que te entiendo, yo también soy algo intransigente al tener que cambiar mis planes. Lo bueno es que al día siguiente lo disfrutaste un montón. Feliz puente!